James Flemishan ID

James siempre ha sido un chico que se quiere mucho a si mismo. Sabe perfectamente cuales son sus cualidades y cuales sus defectos, aunque estos últimos se los tiene bien guardados para si mismo. Casi se podría decir que únicamente se quiere a si mismo, y en cierto modo podría decirse que es verdad. Es egocéntrico, creído y caprichoso, si hay algo que se le mete entre ceja y ceja, no parará de buscarlo hasta tenerlo entre sus manos, y lo mismo pasa si en lugar de algo, es alguien. Tiene una buena labia, sabe lo que decir para ganarse a los profesores cuando le conviene, y cómo encandilar a las chicas para que caigan rendidas a sus brazos, aunque eso no implica que se acueste con todas ellas, pues son pocas las que llegan a acabar enredadas entre sus sábanas. Es un mujeriego, le encanta que le digan lo guapo que es y demás, aunque no necesita que se lo digan demasiado para saberlo, eso no hace que le guste menos oírlo de boca de otros... otras, mejor dicho.

Si bien James siempre ha sido de esta manera, desde que perdió a su hermano todo cobró fuerza en su mente. Creó un escudo a su alrededor, un aislante hacia el resto del mundo para que nada ni nadie pueda volver a hacerle daño, ni volver a querer a nadie lo suficiente como para no sufrir su pérdida como sufrió la de su hermano. No le importa usar a los demás para su propio beneficio, y ha pasado de no acostarse con más de dos o tres chicas, a aumentar ese número de una forma radical, aunque siga teniendo sus gustos intactos y sus propios límites.

A pesar de todo tiene su faceta buena y tranquila. Son pocas las personas que considera realmente cercanas a él, pero por ellos se enfrentará a la mismísima muerte, como intentó hacer para salvar a su hermano. Aunque en los temas amorosos puede ser bastante celoso si quiere de verdad a esa persona, podría llegar a dejar de lado su orgullo con tal de proteger a esa persona. No quiere que nadie piense que es un chico débil, por eso siempre intenta mantener la faceta y la fama que se ha ganado desde que entró a estudiar en Hogwarts. No le gusta llorar, y menos aún delante de gente, ni siquiera sus padres, las dos únicas personas que le han visto llorar alguna vez en su vida están muertas.

James nació en Londres, la madrugada del 7 de diciembre, como primer hijo de un matrimonio de magos adinerado y bien posicionado en la sociedad mágica. Al ser el único hijo de la familia, sus padres solían darle todos los caprichos que pedía, aunque ellos directamente apenas trataran con él porque pasaban la mayor parte del día en reuniones importantes y trabajando, siempre estaba al cuidado de una señora bastante mayor, que a pesar de no estar de acuerdo en malcriarle tantísimo, obedecía aquello que le decían los señores de la casa. Desde pequeño siempre fue muy tranquilo, nunca dio muchos problemas aunque pedía muchas cosas, algo normal puesto que siempre se lo daban todo, y para él, su niñera era como su verdadera madre, la quería más que a su madre biológica, puesto que para él, ella nunca hizo nada para su beneficio aparte de aportar dinero a la casa. Ni siquiera se entero cuando, a los seis años, James dio los primeros indicios de que era un mago como sus padres hasta que su niñera se lo contó, y aún así no le dieron importancia al asunto, aunque él nunca lo supo.

Cuando tenía siete años, nació Erick, su único hermano. James estuvo encantado de tener a alguien a quien proteger y cuidar, y con quien poder pasar el tiempo. Erick siempre iba a donde quisiera que fuese James, era como su pequeño vigilante, siempre detrás de él con curiosidad por lo que hacía su hermano mayor. Daban clases particulares en casa juntos, aunque el pequeño lo único que hacía era dibujar mientras esperaba a que James pudiese jugar con él. Aprendió a tocar la guitarra por él, y el piano por su niñera. Cuando su carta de Hogwarts llegó se emocionó, aunque la alegría duró poco cuando comprendió todo el tiempo que estaría separado de su hermano y su "segunda madre", y estuvo a punto de negarse a asistir, seguir sus estudios en casa, pero sus padres le obligaron a coger el tren el día 1 de septiembre sin opción a réplicas. Allí le asignaron a Slytherin,  y pronto comprendió lo mucho que se habría arrepentido de no haber hecho caso a sus padres y niñera. El primer año de estudios fue lo mejor que le había pasado hasta entonces, no había semana en la que no escribiera a su hermano y él le correspondiera, contándose mutuamente sus vivencias mientras estaban lejos el uno del otro, hasta que, esas navidades, su niñera fue ingresada en el hospital por una grave enfermedad que tenía que ser tratada. Su regreso a la escuela fue menos deseado aún si cabía que la primera vez que fue, las cartas semanales se convirtieron en casi diarias, y no fue hasta que pudo estar con ella que sus nervios se calmaron un poco, aunque ver a la mujer que más quería en ese estado era un duro golpe para él.

Su fallecimiento fue algo que supo que nunca iba a superar, pero el tener a su hermano con él, le ayudo a asumirlo a su manera, aunque pensar en ella hacía que se le encogiese el corazón. Su segundo curso fue un poco más duro, ya no tenía la tranquilidad que le proporcionaba el saber que su niñera estaba cuidando de su hermano, pero aún así supo mantener sus buenas notas. Esas navidades, de vuelta a su casa, fueron lo que terminaron de dar un giro a su vida. Mientras daban un paseo por el bosque cercano a su casa, costumbre que habían cogido hacía bastante tiempo, se vieron acorralados por una manada de hombres lobo. Se vieron superados en número y fuerza, y aunque intentó luchar con todas sus fuerzas, tuvo que presenciar cómo separaron a su hermano de su lado y muriera entre las garras de tres de ellos. Él acabó en el hospital durante varios meses, aunque tuvo la mala suerte de que, cuando por fin le llevaron allí para empezar a tratar sus heridas, ya no pudieron hacer nada por la ponzoña que se había adueñado de su organismo, aunque durante el tiempo que pasó en San Mungo, por fortuna los sanadores y enfermeras lograban hacer que sus transformaciones cada luna llena fueran un poco menos peligrosas, tanto para él como para el resto de pacientes y sanadores. Regresó a Hogwarts para no tener que aguantar a sus padres, aunque los sanadores le habían recomendado reposo y continuar sus estudios el año siguiente, él retomó las clases. En su tercer curso empezó a desmelenarse, si antes se mostraba superior y mejor que sus compañeros, aquello fue a más, se aisló en su propia burbuja, coqueteaba con casi todas las chicas que veía a su paso y atraía su atención lo más mínimo, se apuntó al equipo de quidditch por tener una vía de escape más, y empezó a beber y a fumar.

Y así siguieron sus cursos hasta ahora. Formó una coraza para protegerse del exterior, decidido a que no dejaría que nada volviera a afectarle tanto como las pérdidas de sus únicos seres queridos. En cuanto cumplió la mayoría de edad, habló con sus padres y se marchó de casa, decidido a alejarse de los recuerdos que le acosaban constantemente estando en aquella casa, y sus padres no mostraron interés alguno en que lo hiciera o no, supiera cuidar de si mismo o no, así que se mudó a una pequeña casa cerca de la costa, donde actualmente vive. No se ha llegado a plantear lo que hará cuando termine su último curso en Hogwarts, pero tampoco le importa demasiado.

Fecha de nacimiento: 7 de diciembre de 1978
Lugar de nacimiento: Londres
Lugar de residencia: Londres, en un pequeño pueblo junto a la costa
Varita: Ébano, pluma de fénix, 29 cm, rígida
Mascota: Un gato pardo llamado "Ancas". (Nombre proporcionado por su hermano)
Gustos: -La música clásica
-Tocar el piano y la guitarra
-Estar solo
-El whisky de fuego y el zumo de calabaza bien frío
-El mar
Disgustos: -Sus padres
-Los bosques
-Los hombres lobo
-Que algo que quiere se le escape de las manos
Manías: -Chasquear la lengua cuando está molesto
-Llevar siempre su paquete de tabaco encima, incluso a clases
Miedos: -Que sus padres intenten manejar su vida
-Volver a sentir que alguien le importa
-Perder el poco control que tiene sobre su lado salvaje
Datos extra: -Fuma y bebe ocasionalmente, lo primero más que lo segundo.
-Adora tocar la guitarra, pero no le gusta que le escuchen, eso lo guarda para él y su hermano, aunque ya no esté con él.
-Algunos diría que es demasiado obsesivo con sus cosas.
-No le gusta hablar de su pasado ni de su familia.
-Le dan un pavor tremendo los hombres lobo.
-Se culpa, y se culpará eternamente de la muerte de su hermano.
-Antes de abandonar la casa de sus padres, encantó una pequeña cajita musical para que tuviese un fondo infinito donde guardó todas las pertenencias que aún conservaba de su hermano y su niñera, y para que, cada vez que se abra, suene alternativamente la canción favorita de cada uno de ellos. Ese es su mayor tesoro.
-No tiene prejuicios de sangre. No está a favor ni en contra de los hijos de muggles, simplemente... están ahí.
-Perdió la virginidad a los quince años, con una alumna de Ravenclaw mayor que él.